Sobre la madurez






¿Cómo se contemplaba las etapas de la vida en las décadas pasadas?: A la niñez seguía la junvetud, que duraba poco tiempo, unos años; y ya de muy joven la gente ansiaba ser adulta.

La madurez era la etapa más deseada, hasta se puede decir que la vejez era reverenciada. Basta con ver alguna película antigua o hablar con gente mayor para comprobarlo.

Hoy, y de un modo forzado, queremos dejar todas las etapas para seguir siendo adolescentes toda la vida. Las publicidades, el marketing, promueven verse joven todo el tiempo y mantener un culto a la apariencia. Ser grande es un crímen, y los años una carga.

Las consecuencias de esta forma de vida repercuten en la  familia y pareja.  Los padres usan las mismas ropas que los hijos, van a los mismos recitales, se obsesionan con el culto a la juventud; quieren criar a los niños de una manera divertida, sin disciplina e irresponsablemente, dejando la tarea pesada a los psicopedagogos, la televisión, internet o los abuelos.

Pero como resultado indeseable, las relaciones amorosas se volvieron precarias y fugaces, temporarias. Pruebo y si no me gusta lo dejo. Tampoco hay lugar para la espiritualidad, sino que una pseudoespiritualidad liviana y sin esfuerzos.

¿Que implica la madurez?. Es responsabilidad, es mirar al pasado y comenzar a aceptarse a si mismo, es dejar de culpar a otros por nuestros errores, es preocuparse por los demás, es aprender a tener paciencia.

¿Qué destino tiene una sociedad de mayores que no quieren crecer?

Hay ritmos, hay etapas. Negar el paso del tiempo, resistirse a cumplir los ciclos de la vida, es un acto de egoísmo. Quien pretende mantenerse en una niñez o adolescencia interminable se desentiende del todo, de sus responsabilidades.



(Basado en el pensador Sergio Sinay y Zygmunt Bauman)

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